FELIZ.

LLevo casi dos años sin beber una sola gota de alcohol, tras más de ni se sabe cuantos años  de cautiverio.

Hace mucho que no lo echo de menos, ni pienso en ello salvo para compartir e intentar aportar algo de ayuda en las terapias del G.A.R.A.

Son casi dos años de completa sonrisa ,de ir por la vida apreciando todo lo que ni siquiera veía antes, disfrutando de pequeñas y grandes cosas, haciendo lo que quiero en la medida que puedo como a la mayoría de la gente le ocurre.

De vez en cuando surge algún detalle, alguna anécdota que te hace sentir de forma especial y más intensa la felicidad por lo logrado, por haber conseguido escapar de la bebida:

Este pasado fin de semana, comí en un restaurante con mi Hijo y al terminar la comida y pedir la cuenta, me trajeron como costumbre de la casa un chupito de algo de color amarillo.Mi Hijo, al verlo, con toda naturalidad, le dijo a la camarera:

- Eso puede llevárselo, mi padre no bebe eso.

Al escucharlo, me quedé mirándolo y descubrí que me había hecho enormemente feliz.

                                                                                                            ManU