¿Pero puedes estar esperando toda tu vida a que la suerte más absoluta te sonría?

Pensar que se domina algo, es pensar no poder superarse.




El solo hecho de creer en ti mismo hace la mayor parte del trabajo.

EL HOMBRE DE LA BURBUJA por J.Osuna

EL HOMBRE DE LA BURBUJA


Contar mi historia no creo que sea muy diferente a la de otras personas que hayan pasado o estén pasando lo mismo que yo. Quizás difiera solo en nombres y lugares pero opino que el caso es igual. Cualquier coincidencia con la realidad es cierta y verdadera.
 Volviendo la vista hacia el pasado, recuerdo que apenas tenía cinco años cuando tuve mi primera copa en la mano, era como un juego que con el paso del tiempo se convertiría en una rutina, pasando los años fui creando una tolerancia al alcohol algo inusual, pero que yo no achacaba a cualquier tipo de anomalía y mucho menos a una enfermedad.
Terminé perfectamente mis estudios, hice mi servicio militar y conseguí un buen trabajo, todo esto aderezado con mi ración diaria de bebida, algo, para mi lógico. 
Al casarme, por primera vez, intente cambiar mis hábitos , pasaba más tiempo libre en casa; pero todo quedó en un intento, pronto empecé a salir temprano del hogar para poder beber a escondidas, siempre en lugares alejados y sin repetir mucho en el mismo sitio y sin embargo seguía sin aceptar que verdaderamente no era normal. Los gastos diarios de mi forma de beber fueron mermando la economía y antes de lo previsto me encontré divorciado, lo curioso del caso es que en ningún momento la causa fué la bebida, se alegó incompatibilidad y todo solucionado; aunque en un primer momento no lo pasé muy bien poco a poco fui acostumbrándome a mi nueva vida, donde mandaba y nadie podía decirme si lo que hacía era lo correcto o no. Cambié a un trabajo mejor, más sueldo y lo más importante más libertad y tiempo libre, así, que sin comentarios, cualquier ocasión era la idónea para beber y si no la había la inventaba. Vivía dentro de una burbuja de cristal, dentro de un mundo creado por mí, y a mi medida. Hubo algunos momentos de duda, pero al momento recurría a lo que quería ver y entender, sólo me fijaba en aquellos que actuaban como yo, así que veía muchas burbujas sin observar que otro mundo existía alrededor .
Habían pasado algunos años cuando volví a casarme, y algo lejos ya que fijé mi residencia en México. Yo seguía en mis trece, pero algo empezó a cambiar, de momento la cultura y aunque parezca extraño, no se veía con muy buenos ojos a los que bebían demasiado, así que empezó el infierno, de momento me escondía de todo y de todos, empecé a guardar botellas en diferentes lugares de la casa y a intentar estar solo el mayor tiempo posible, algo que no me costo demasiado ya que tenía mi propio negocio. Pero todo tiene un límite y sin darme cuenta volví a cargarme lo que tenía, siempre sin aceptar mi verdadero problema. Pero bueno, el trabajo no faltaba de todos modos, ni el dinero, así que a seguir. Mi esposa empezó a tantear sobre lo que ella consideraba, y no estaba equivocada, que algo en mi no era normal, yo con buenas palabras y promesas de que cambiaría la iba convenciendo, metiéndome aún más dentro de mi burbuja.
Un día cualquiera,  un compañero de trabajo empezó a hablarme sobre lo que él veía en mi, yo le decía que me encontraba bien que en cualquier momento podía dejarlo, eso pensaba, de todos modos me invitó a acompañarlo a una reunión de alcohólicos, acepté, pensando que aquello no era para mi. Y empecé, con miedos, dudas, respuestas, más dudas… me convencí en poco tiempo ¡ qué fácil ¡. Cambié de la noche a la mañana todo era diferente, mi esposa me dio las gracias, desde un principio ella siempre supo que ese era el problema, pero por amor o como ella dijo por no hacer daño no me lo planteo tan directamente. Me di cuenta que si alguien había hecho daño era yo con mi forma de entender la vida.
Todo lo que viene a continuación no es más que la sensación agradable de sentir diferente. Si antes para afrontar una situación delicada debía de beber para sentirme con fuerzas, ahora pensaba y meditaba con lucidez. Todo pasó rápido, cambiar de domicilio , de nuevo a España, primero a Tenerife, donde no salieron bien las cosas, hasta terminar donde actualmente resido. Mis hijos van creciendo, tengo trabajo y altas y bajas; acudo a reuniones de alcohólicos y en un mal momento me presento en el GARA, como ya conocía el tema se que recibiré apoyo y comprensión sobre todo de mi esposa que en todo momento me apoya.
Pero los humanos somos los únicos animales que tropiezan en la misma piedra dos veces y tres…
Durante años sin beber y reconociendo mi problema, cuando mejor estoy; trabajo bien remunerado, buenos compañeros, fines de semana libres…
Una buena mañana con un “ par”  pido una copa, ¿ lo pensé? aún me lo sigo preguntando. Creí que todo estaba sanado, pasaron unos días y volví a repetir, pasaron más y meses, me atreví a decirle a mi mujer que viese por ella misma como podía tomar sin necesitar más. ¡Qué equivocado estaba! Entre de nuevo en la burbuja, solo, escondiéndome, mintiendo, me olvidé muy pronto de los buenos momentos, y entre en un torbellino impresionante, para que no se notara la bajada de dinero bebía de lo más barato, escondiéndolo en casa, volví a querer estar solo, no acompañaba a mis hijos a ningún sitio y algo impresionante inventé mil y una formas de ocultarlo todo. Pero las cosas no siempre salen como uno quiere y de repente se acabó el trabajo, no por la bebida, cosa curiosa sino por la crisis, el paro no llegaba y yo me desesperaba, pero mientras tuviese el vino conmigo sería más llevadero. -.! Idiota ¡
Una noche mi mujer me pilló, ya dudaba, había conocido dos hombres diferentes y sabía bien quien era quien. No me dijo nada, pero se que lloró.
No hace falta pegar a una mujer, yo nunca lo hice ni grité a mis hijos ni insulté, para hacer un daño mucho mayor que un golpe.
Era domingo, desperté el lunes, temblaba como nunca, esa sensación la sentía desde hacía unos meses pero con la bebida desaparecía, hoy estaba dispuesto a no temblar más, no dije nada a mi esposa y me dirigí adonde ya sabía,pero no me atenderían hasta la tarde. Estaba pasando lo que se dice un síndrome de abstinencia brutal, no solo temblaba el cuerpo, también el cerebro, los sentimientos ,  el corazón… era un miedo horrible; ¿ pero no era peor el infierno que había creado a mi alrededor?.
Y empecé de nuevo,  desde cero, donde lo había  dejado hacía siete años; porque si había sido capaz de echar por tierra tantas cosas maravillosas, tendría de nuevo valor para recuperarlas…
Llevo diez meses en abstinencia, me encuentro en paro, y he pasado por unos momentos difíciles, incluyendo varias visitas al hospital, provocadas, estoy seguro, por tanto como he bebido. He tenido tentaciones, soy humano, y a veces lo que nos rodea casi nos obliga, pero he podido cambiar el “ no puedo “, por el “no quiero”, sin darme cuenta había perdido dos maravillosos años, creo que voy por el buen camino. Cada día disfruto de mis hijos, de mi esposa, y de mi casa. Soy “amo de hogar”. Soluciono los conflictos con soltura, disfruto de mis amigos, de cada momento, se cuando estoy triste y cuando alegre… Pero ante todo se lo que quiero, ser feliz y se que sólo hay una forma de conseguirlo…
Como dije al principio, no difiere de cualquier otra historia, pero si a alguien le ayuda para salir de la burbuja y descubrir que el asfalto es de color verde me doy por satisfecho…Gracias